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¿Por qué los jóvenes son más vulnerables a la depresión por el coronavirus?

Uno de cada cinco españoles presenta síntomas «significativos» de depresión durante la actual crisis a causa de la pandemia del coronavirus, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid. Curiosamente, las personas más vulnerables son los jóvenes. En cambio, los más resilientes son los que tienen más riesgo de contraer la enfermedad -los mayores- y los que la han sufrido cerca.

Los síntomas de depresión son mayores entre las mujeres que entre los hombres, y se llegan a triplicar entre los grupos de personas que muestran una especial preocupación por las consecuencias económicas de la pandemia. Las conclusiones se ponen de relieve en el segundo estudio realizado por especialistas de la Facultad de Psicología de la Complutense dentro del proyecto de investigación Vida-Covid-19.

El 22% de las personas tiene un nivel elevado de síntomas de depresión

La doctora Carmen Valiente, del Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica de esta facultad, explica que los jóvenes están especialmente «castigados» por diferentes motivos: porque la pandemia es «una ruptura y una amenaza» a sus proyectos vitales (comenzar una carrera, buscar un empleo, etc) y porque su estilo de vida es más activo y se ve más afectado y alterado por el confinamiento.

Los investigadores aclaran que la presencia de síntomas elevados de depresión no implica necesariamente que exista un trastorno mental que aconseje la intervención psicológica. «Estamos simplemente midiendo síntomas, pero no indica que la gente esté derrumbada ni con problemas clínicos de funcionamiento», corrobora Carmen Valiente.

El estudio revela que el 22% de las personas tiene un nivel elevado de síntomas de depresión (en el caso de los hombres ese porcentaje ronda el 17% y en el de las mujeres se eleva al 28), y por tramos de edad disminuye cuanto mayor es la edad de la persona.

Más riesgo, más resiliencia

Los grupos que parecen más vulnerables a la depresión frente a la crisis actual por la COVID-19 son los jóvenes, ya que el 43% de ellos presenta síntomas, pero va disminuyendo y el porcentaje más bajo se detecta entre los mayores de 65 años (el 9,3%).

Los investigadores han observado que curiosamente las personas que tienen factores de riesgo asociados a la enfermedad por el coronavirus (diabetes, problemas respiratorios o cardiovasculares) no son los que presentan más síntomas de depresión, ni tampoco los que han tenido una experiencia directa con la enfermedad (personalmente o con algún allegado) y han apuntado a la existencia de un patrón de resiliencia entre estos colectivos.

La doctora Carmen Valiente vuelve a detenerse en los jóvenes para señalar que, además de sentir «amenazados» sus proyectos vitales y de verse más afectados por el confinamiento, perciben que sus circunstancias económicas les hacen estar en una situación más desfavorecida y de dependencia de los mayores, lo cual «puede exacerbar sus inseguridades y temores».

Además del efecto de la edad -que los grupos más amenazados por la enfermedad no sean los que peor se sienten-, a los investigadores les ha llamado la atención que el aumento del consumo de alcohol, drogas y fármacos está asociado con más ansiedad, depresión y estrés postraumático.

No es necesariamente un trastorno

Carmen Valiente observa que «quizás sea una forma de regular las emociones ante las situaciones difíciles que, si bien a corto plazo puede ayudar a evadirse y aliviar la situación, es sabido que a largo plazo aumenta el malestar psicológico».

En general bastará con la ayuda de los allegados y solo los más vulnerables requerirán un profesional

La doctora ha insistido en que los síntomas de depresión o el estrés asociado a las situaciones especiales «no es necesariamente diagnosticable como trastorno», que en general bastará con la ayuda de los allegados y que solo los casos más vulnerables -entre los que cita a personas con antecedentes de problemas de salud mental, o los que hayan perdido algún ser querido o el trabajo- podrían requerir una intervención profesional.

El trabajo de campo sobre el que se sustentan las conclusiones de los investigadores se realizó entre los días 8 y 10 de abril, 26 días después del primer estado de alarma y coincidiendo con el pico más alto de la mortalidad en España, y se hizo en paralelo con las universidades de Sheffield (Reino Unido) y Maynooth (Irlanda).

El informe constata de hecho que los resultados que se han obtenido en España son similares a los obtenidos durante la pandemia en otros países, aunque no establece comparaciones con otras tasas de depresión «porque no hay precedentes de un evento de tal magnitud».

Este grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid está especializado en el estudio de los efectos psicológicos que generan situaciones de alto impacto, como los atentados (el 11-S en Nueva York o el 11-M en Madrid) o las grandes catástrofes naturales.

Artículo publicado en 20minutos.es

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